Quizá puede sonar horroroso o tétrico para algunas personas, pero para otras esto puede ser la solución a muchos problemas, inquietudes o enfermedades. El invento se llama Sarco, y es una cápsula de suicidio asistido que acaba de recibir la aprobación legal para poder ser utilizado en Suiza.
Este es un sistema que fue creado hace años por Philip Nitshke, físico y humanista australiano que lleva años luchando por el derecho a la eutanasia y que ha sido calificado como ‘el Elon Musk del suicidio asistido’.
La cápsula permite a una persona controlar y activar el sistema y poder tener una muerte indolora en la que el paciente se duerme y muere rápidamente por la inhalación de nitrógeno.
En los últimos años la eutanasia se ha convertido en uno de los grandes debates sociales. Es una cuestión delicada, pero en ciertos países pasó de ser tabú a ser un tema legal, y Suiza es uno de los mejores ejemplos, aunque allí lo denominan “suicidio asistido”, que no es exactamente lo mismo.
Diferencia entre Eutanasia y Suicidio Asistido
La diferencia entre una y otra es clara: En la eutanasia existe una segunda persona obligada a dar muerte a la primera persona, mientras que en el “suicidio asistido” la segunda persona tan sólo facilita los instrumentos necesarios para que el paciente se quite la vida.
Suiza consiguió una respuesta que, para algunos, es poco ética, pero sin duda una bendición para las personas que lo deseen. Sarco es precisamente una solución y ha recibido ahora la aprobación legal de los reguladores suizos, que permitirán que se use en este país.
Asimismo, Sarco tiene dos puntos positivos: el primero es que se puede imprimir muy fácilmente en 3D y el segundo es que se activa desde el interior por parte de la persona que pretende morir. Además, se puede transportar a cualquier sitio en el que el paciente quiera proceder a activar el sistema, algo que puede hacer mediante un botón o incluso mediante pestañeo si la persona sufre parálisis.
Su creador, Philip Nitshke aseguró que las personas mueren apaciblemente: “no hay pánico ni sensación de ahogo”, explicaba en una entrevista reciente. De igual manera se espera que se le añadan otras opciones a Sarco, más allá de la principal: una cámara que permita comunicación con personas en el exterior y que grabe el consentimiento informado de ese suicidio asistido, pero Nitschke quiere lograr que además no sea necesaria la presencia de un médico para un análisis psiquiátrico del paciente.
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