NUEVA YORK (Reuters Health) – En una comunidad pesquera devastada del noreste de Japon, la cantidad de pacientes con convulsiones aumentó durante las semanas posteriores al terremoto y el tsunami de marzo del 2011, según un estudio pequeño que prueba que los desastres naturales aumenta el riesgo de epilepsia por lo menos en algunas personas. Por lo que se estudia si podría considerarse el estres provocado por el tsunami como una causa de convulsiones.
“El estrés no es un factor de riesgo universal de la epilepsia”, dijo el autor principal, doctor Ichiyo Shibahara, neurocirujano del Centro Médico Sendai, Japón. “La mayoría de los pacientes con convulsiones tuvo algún tipo de enfermedad neurológica antes del terremoto”.
El estudio publicado en Epilepsia incluyó información de las historias clínicas de 440 pacientes del Hospital de la Ciudad de Kesennuma: durante las ocho semanas posteriores al terremoto y tsunami fueron internadas 13 personas con convulsiones, comparado con una sola persona durante las ocho semanas previas al desastre.
Eso es casi el doble del promedio de 7,3 pacientes con epilepsia internados durante el mismo período de 16 semanas tres años antes.
Cinco de los 13 pacientes internados en el 2011 llegaron al hospital durante la primera semana posterior al terremoto y el tsunami, que inundó un tercio de Kesennuma, una ciudad con 73.000 habitantes. Pero el hospital siguió funcionando después del desastre.
El equipo revisó las historias clínicas de los pacientes internados en la sala de neurocirugía durante las ocho semanas previas y posteriores del 11 de marzo del 2011, y comparó los resultados con el mismo período de cada año entre el 2008 y el 2010.
En el 2008, fueron internados 11 pacientes con convulsiones entre el 14 de enero y el 15 de marzo, comparado con siete pacientes en el 2009 y apenas 4 pacientes en el 2010.
Once de los 13 pacientes internados después del desastre natural tenían trastornos neurológicos preexistentes, como epilepsia, traumatismos de cráneo o accidente cerebrovascular (ACV). Todos vivían de manera independientes y ocho tomaban fármacos antiepilépticos.
Sobre los cinco pacientes internados los días previos al tsunami, Shibahara comentó que la causa “no fue la falta de medicamentos antiepilépticos, sino el estrés”.
Un paciente no pudo renovar su receta de antiepilépticos las semanas posteriores al desastre.
Los neurocirujanos del Hospital de la Ciudad de Kesennuma suelen tratar a pacientes con ACV, traumatismos de cráneo o tumores cerebrales, pero el equipo no halló un aumento de ese tipo de enfermedades las semanas posteriores al terremoto y el tsunami.
“Esto es interesante, pero no estoy 100 por ciento convencido”, dijo el doctor William Theodore, investigador senior de la Sección Epilepsia del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y ACV, Bethesda, Maryland.
Theodore, que no participó del estudio, dijo a Reuters Health que dado que la cantidad de pacientes fue muy pequeña, la variación aleatoria podría explicar el aumento aparente de convulsiones en el 2011. O que, en lugar del estrés, los pacientes habrían olvidado tomar sus medicamentos o no pudieron comprar otros después del desastre.
Pero Theodore comentó que existen varias formas en la que los desastres naturales pueden causar convulsiones, como los traumatismos de cráneo, las infecciones por el consumo de agua contaminada o la falta de sueño.
Para el doctor Sunao Kaneko, profesor de neuropsiquiatría de la Escuela de Graduados de Medicina de la Universidad de Hirosaki y presidente de la Sociedad Japonesa de Epilepsia, el estudio destaca la necesidad de contar con redes locales de tratamiento e información para los pacientes propensos a padecer convulsiones.
Después del desastre del 2011, Japón comenzó a desarrollar una red nacional de tratamiento de la epilepsia que incluyen cientos de médicos, información y centros de rescate para esos pacientes. “Es fundamental contar con centros locales donde los pacientes con epilepsia puedan acceder rápido a la atención médica”, finalizó Kaneko por correo electrónico.
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_133297.html
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